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Génesis 12: El Llamado de Abraham y la Promesa Divina

  • Foto del escritor: E A
    E A
  • 3 jul
  • 1 Min. de lectura

Génesis 12 marca un punto de inflexión crucial en la narrativa bíblica, presentando el llamado de Dios a Abram (quien más tarde sería conocido como Abraham). En este capítulo, Dios le ordena a Abram dejar su tierra natal, su parentela y la casa de su padre en Ur de los Caldeos, para ir a una tierra que Él le mostraría.

Este llamado no es solo un mandato, sino que viene acompañado de promesas divinas trascendentales:

* Una gran nación: Dios promete hacer de Abram una nación numerosa.

* Bendición personal: Ser bendecido por Dios.

* Renombre: Hacer su nombre grande.

* Bendición para otros: Ser una bendición para todas las familias de la Tierra.

* Protección y juicio: Bendecir a los que lo bendigan y maldecir a los que lo maldigan.

* La Tierra Prometida: Dios promete darle a su descendencia la tierra de Canaán.

La obediencia de Abram a este llamado, a pesar de la incertidumbre, lo establece como el padre de la fe. Su viaje desde Ur hasta Canaán, con su esposa Sarai y su sobrino Lot, simboliza el inicio del pacto de Dios con un pueblo elegido, a través del cual se cumplirían Sus propósitos para toda la humanidad. Este capítulo es fundamental para entender la genealogía y el destino del pueblo de Israel, así como el plan de salvación universal.


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